Tengo el corazón desesperado, ansioso.
Encerrado en jaula de barrotes perennes,
Quiere volar y sólo revolotea dolido,
Inútil labor de sus alas solemnes.
Ya no entona armonías de celo,
Ya no alardea de latidos cadenciosos,
Muere en el aire su concierto en duelo,
Su propio réquiem afina penoso.
A la excarcelación ya no aspira codicioso,
Solo yanta de memoria jocosa,
Solo serena su sed de alusiones jubilosas,
Se aferra al recuerdo de su amada veleidosa.
Mi corazón moribundo, encarcelado,
Su pulso ya abandona cansado,
Su existencia entre rejas lo va ejecutando,
La muerte llega, el calvario se ve aplacado.
Ya vuelo majestuoso en cielos inmortales,
Piruetas de amor a mi compañera regalo,
El viento susurra baladas esponsales,
Corazón, liberado, acompañado, enamorado.
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