Cuando recibió la llamada de su jefe no se creía lo que le
estaba contando. Pensó que era un sueño, se pellizco la mano que sostenía el
teléfono para ver si se despertaba, aunque realmente no quería hacerlo. Era lo
que estaba esperando desde que terminó la carrera de periodismo, la oportunidad
única que pocas veces se presentan en la vida, y no la podía dejar escapar.
Roberto le dio pocos detalles de la nueva etapa que iba a emprender en el periódico.
Le pidió que se presentara esa misma tarde en su oficina, que se encontraba en
un enorme y ostentoso edificio de quince plantas en la zona financiera de la
ciudad, y le daría más aclaraciones de lo que pensaba ofrecerle. Luis confiaba en que
aquello por lo que tanto tiempo estuvo luchando por fin llegaría. Después de
colgar el teléfono y resoplar para calmar sus nervios llamó a su novia y futura
mujer. Tenían previsto casarse para el mes de Julio y la noticia que le tenía
que dar la recibiría con enorme entusiasmo, ya que los gastos de la boda habían
dejado la cuenta de ambos en número rojos y con éste ascenso podrían de nuevo
reflotar su economía y cambiar el viaje a Las Islas Canarias por el crucero por
las Islas griegas que tanto ansiaban.
-Cariño, no te lo vas a creer-
-¿Qué ocurre Luis?-
-Son buenas noticias. Esta tarde me reúno con mi jefe. Creo
que me va a proponer el ascenso-
-¡No me digas!- Andrea casi llora de la emoción pero quiso
ponerle un toque de tranquilidad a sus palabras.
-Cálmate Luis ¿Estás seguro que te va a proponer el
ascenso?-
-Bueno, seguro no. No me ha querido dar más detalles, pero
creo que me va a ofrecer el puesto de director del periódico. Creo que me lo
merezco-
-Eso no lo dudo, por supuesto que te lo mereces pero no
adelantes acontecimiento. Mantenme informada en cuanto sepas algo, ¿Vale?-
-Lo haré. Deséame suerte Andrea-
-Suerte cariño-
Después de almorzar en un restaurante griego de la ciudad,
paseó hasta el periódico pensando en todas las posibilidades que se abrirían en
su vida si el ascenso se hiciese efectivo. Pensó que con el sueldo que
recibiría por fin se podría comprar ese ático en un edificio histórico de la
ciudad que su futura mujer tanto deseaba y soñó con ese viaje a Grecia, que
desde que empezó a leer y a aficionarse sobre la cultura de ese país y viajar
allí por trabajo, tanto anhelaba disfrutar con su mujer y de esa manera se
haría realidad.
Llegó a las cinco en punto al despacho de su jefe. Éste lo
recibió con una enorme sonrisa, poco habitual en él, que le hacía presagiar la
oferta insuperable que no debía rechazar.
-Siéntate Luis- le invitó Roberto mientras se dirigía a su
silla.
Luis se sentó rápidamente mostrando inquietud e impaciencia
por lo que su jefe le tenía que decir.
-Bueno, a ver qué te parece esto que te voy que proponer.
Necesito que viajes a Somalia. El periódico quiere sacar un suplemento especial
para contar la situación que se vive actualmente en este país-
-¿A Somalia?- Luis se quedó entre sorprendido e incrédulo
por lo que su jefe le estaba proponiendo. No era ni mucho menos lo que él
esperaba. Tenía muchas dudas sobre la situación y ahora entendía esa sonrisa
insólita de su jefe.
-¿Cuándo tendría que viajar? ¿Durante cuánto tiempo?-
-El vuelo está previsto para la semana que viene, el lunes
para ser más exacto y la fecha de vuelta depende de ti, de lo que tardes en
completar el reportaje-
-Pero la semana que viene entramos en el mes de julio y
tengo fecha de boda para el día 12 de ese mismo mes. Usted ya lo sabe-
-Luis no es obligatorio que aceptes esta oferta. Te la
propongo porque eres el mejor periodista que tengo ahora en plantilla y además
tu experiencia en trabajos en otros países te avala. Tu último reportaje sobre
la situación económica y social de Grecia fue muy bien acogido y el periódico
vendió muchos ejemplares. Por eso te lo planteo a ti. Luego cuando vuelvas eso
que esperas obtener será tuyo-
-¿El puesto de director?-preguntó entusiasmado.
-Si Luis. Te lo mereces y será tuyo. Pero antes, si quieres,
debes hacer este último viaje de trabajo-
-¿Me lo puedo pensar Roberto? Tengo que hablarlo con Andrea-
-Si claro, pero tienes hasta mañana para darme una
respuesta-
Andrea miraba entre lágrimas atreves del cristal de la
ventana del aeropuerto como el avión donde Luis viajaba despegaba hacia
Somalia. Pensó en que debería haberle dicho que no, que no se separase otra vez
de ella, pero no pudo hacerlo. Ella sabía que el deseo de Luis de convertirse
en director del periódico era más fuerte que el de casarse con ella y dependía
mucho de este viaje. Le prometió que estaría de regreso para la boda. Le dijo
que no se preocupase, que estaría bien. Lo acompañaría su buen amigo y
compañero de trabajo. Eso a Andrea le
proporcionaba algo de tranquilidad. Raúl era su complemento perfecto, le daba
ese toque de madurez que a él le faltaba. Solían salir los tres a cenar y
siempre le decía que cuidaba de él para que no se perdiese en la en el “país de
nunca jamás” y poderlo traer todos los días de vuelta. Eso hacía desde que se
conocieron en la facultad y en cada viaje de trabajo.
Antes de que salieran para Somalia quedaron en el pequeño
apartamento de la pareja para cenar. Raúl bromeaba continuamente con Andrea
diciéndole que a unas malas si Luis no volvía del viaje por que encontrase una
diosa de ébano que le proporcionase innumerables noches de placer él podría ser
su “Plan B”. Ella se ruborizaba cuando Raúl le lanzaba sonrisas sinceras y
cargadas de virilidad. La verdad es que Andrea se sentía atraída por el desde
que Luis se lo presentó. Físicamente era el prototipo de hombre que a ella le
gustaba y sobre todo su personalidad extrovertida y su sensatez le llamaba
mucho la atención, pero su corazón estaba ocupado por el chico que la enamoró y
era ese típico amor platónico que si quisiese conquistar sería misión
imposible.
Así que Andrea aceptó la marcha de su futuro esposo resignada
y atemorizada por lo que pudiese ocurrir. No estaba segura de que regresase a tiempo para el
enlace y si de verdad quería hacerlo. Tal vez este viaje le sirviese para
echarla de menos y darse cuenta de que la quería. Para ella no era necesario
separarse de él para saber cuánto lo amaba.
Los preparativos para la boda eran más pesados sin su ayuda
y a eso se le añadía la incertidumbre de si se llegaría a celebrar. Intentó
dejar a un lado los pensamientos negativos que le venían a cada instante a la
cabeza y afrontar con optimismo la situación de soledad y desconcierto en la
que se encontraba inmersa. A todo esto se le sumó su malestar diario. Se
levantaba con nauseas cada mañana y el periodo hacia días que debía haber hecho
acto de presencia. Antes de comunicárselo a Luis tenía que hacerse las pruebas
de embarazo para poder estar segura y no crearle un estado de estrés inoportuno.
No debía ser fácil para él estar trabajando fuera de casa, en un país lejano y
peligroso y encontrarse de repente con esa noticia que no sabía cómo se la
tomaría. Siempre hablaron de formar una familia, aunque él continuamente añadía
que no era el momento adecuado para traer un niño al mundo. Andrea tenía la
duda de si Luis no quería todavía ser padre por su situación profesional o
porque realmente no deseaba tener un hijo con ella.
-¿Cómo va todo por ahí?-
-Pues muy bien. Tengo muy avanzado el reportaje. Raúl dice
que en un par de días puede que esté listo. El tiempo más o menos que tardará
en tomar todas las fotos que necesita. La verdad que es muy tiquismiquis. Dice
que tiene que obtener con alguna de ellas el premio Pulitzer, que ésta vez no
se le escapará. Ya sabes cómo es-
-Sí, sí. Dale recuerdos de mi parte. Que bien, entonces
llegaras…-
- Si cariño llegaré a tiempo para la boda. Ya te lo dije así
que no te preocupes más ¿Y tú cómo estás por allí? ¿Todo bien?-
-Sí, sí, un poco agobiada con los preparativos y …-hizo una
pausa- Tengo algo que contarte Luis-dijo con voz dubitativa.
En ese instante unos gritos en un idioma que no entendía
seguido de un fuerte golpe rompió la comunicación telefónica.
-¡Luis! ¿Sigues ahí? Contesta ¿Qué ocurre?-
La noticia era página de portada en todos los periódicos del
país y en todos los telediarios del mundo. Los dos periodistas españoles habían
sido secuestrados por un grupo miliciano somalí. El ejército intervino en el
rescate de los reporteros retenidos en un pequeño poblado cercano a la capital
del país africano. La operación causó varias bajas entre ellas la de varios
rebeldes, dos soldados españoles y la de uno de los periodistas que trabajaban
en Somalia.
Andrea no se podía creer lo que estaba pasando. No sabía con
seguridad si Luis continuaba vivo. La boda fue cancelada y se convirtió en una
pesadilla de la que despertó con otra aún peor. El apartamento de la pareja era
un hervidero de periodistas en busca de unas declaraciones penosas y morbosas
de las que ella no estaba dispuesta a participar. El sonido de las sirenas de
los coches de policía la despertó de sus pensamientos. Temía que los agentes sólo
fuesen a darle la mala noticia y que no trajesen consigo a Luis.
Llamaron a la
puerta y Andrea salió corriendo por el pasillo ansiosa por ver el futuro que le
esperaba a ella y a su hijo al otro lado de la puerta.
-Hola Andrea-
Andrea se echó a llorar.
-Lo siento-
Andrea se abalanzó sobre él y lo abrazó entre lágrimas. Raúl
la agarró con firmeza haciéndola sentir segura y protegida.
-Tranquila. Estoy aquí y no iré a ninguna parte. Recuerda
que siempre sería tu “plan b”-
Raúl le contó que Luis le había pedido que si no salía vivo
del secuestro que cuidara de ella y que si podía le diese el amor que se
merecía y que él nunca pudo llegar a darle. Raúl estaba locamente enamorado de
Andrea y eso para el sólo suponía un enorme placer y la dificultad de enamorar
a una mujer ya enamorada. Andrea se aferró a Raúl, se agarró al único sustento
que le quedaba. El amor tal vez llegaría pero de momento tenía que recuperarse
de la situación. Una boda no celebrada, un hijo sin padre y una mujer enamorada
de un fallecido y aprendiendo a querer a su “Plan B”.
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